El líder de Al Qaeda capturado en Libia será juzgado por los tribunales de EE UU
Kerry asegura que, al haber sido acusado formalmente por un tribunal de Nueva York, Al Libi tiene
reconocidos todos los derechos de su sistema legal
El buque de la Armada, USS San Antonio, donde está siendo interrogado Al Libi, a la espera de ser trasladado a Nueva York / DEREK PAUMEN (AFP)
EVA SAIZ Washington 7 OCT 2013 - 18:19 CET
El miembro de Al Qaeda capturado este fin de semana por un comando de las fuerzas especiales de Estados Unidos en Libia será puesto a disposición de la justicia estadounidense, eludiendo, así, la posibiidad de acabar en el centro de detención militar de Guantánamo, según han confirmado varios medios de comunicación del país que citan a fuentes del Pentágono. El propio secretario de Estado, John Kerry, ha reconocido este lunes que al detenido, Abú Anas al Libi, acusado en 1998 de conspiración terrorista por un tribunal de Nueva York, se le reconocerán todos los derechos que garantiza el sistema legal de EE UU.
Este lunes también ha transcendido la identidad del objetivo principal de la otra operación que, horas antes de la captura de Al Libi, llevó a cabo un comando del Navy SEAL en Somalia, que se vio obligado a abortar ante la imposibilidad de capturarlo con vida. Se trata de Abdulkadir Mohamed Abdulkadir, conocido como Ikrima. La cancelación de esa misión pone de manifiesto, según los analistas, un cambio en la estrategia antiterrorista de la Administración Obama que ha optado por priorizar las detenciones de los sospechosos terroristas internacionales y colaborar en su captura con los Gobiernos locales, antes que diezmarlos haciendo uso de su controvertido programa de drones, tal y como reconoció el presidente de EE UU, Barack Obama, hace dos semanas, en su intervención ante la Asamblea General de Naciones Unidas.
“El sospechoso capturado ha sido acusado formalmente por un tribunal y en nuestro sistema legal a un acusado se le reconoce la presunción de inocencia hasta que se demuestre su culpabilidad y ahora tendrá la oportunidad de defenderse, de ser llevado ante la justicia y de someterse al imperio de la ley”, ha reconocido esta madrugada Kerry desde Indonesia. En la actualidad, los cinco presuntos responsables del 11-S se encuentran recluidos en la prisión de Guantánamo, donde la Fiscalía Militar está presentando sus alegatos en un proceso militar.
El secretario de Estado ha defendido la legalidad de la detención de Al Libi, cuyo nombre real es Nazih Abdul Hamed al Ruqai, cuestionada en las últimas horas por el Gobierno libio. Horas más tarde, la Casa Blanca ha respaldó la legitimidad de la intervención en Libia, refiriéndose a la autorización que el Congreso otorgó al presidente en 2001 para usar la fuerza contra Al Qaeda y sus aliados
Al Libi, de 49 años, está siendo interrogado a bordo del barco de la Armada San Antonio, en algún lugar no identificado del Mediterráneo, sobre su conocimiento de las operaciones de Al Qaeda en Oriente Próximo y el Norte de África. Este lunes, la Casa Blanca ha evitado confirmar quién está liderando el interrogatorio del detenido. Está previsto que en un plazo indeterminado el FBI se haga cargo del prisionero para su traslado en avión hasta Nueva York, donde está acusado desde hace más de una década por su implicación en los atentados de las Embajadas de Kenia y Tanzania de 1998, donde fallecieron 224 personas. En las 157 páginas del escrito de acusación presentado ante los tribunales del distrito Sur de Nueva York, el Gobierno de EE UU sostiene que el libio colaboró con Osama bin Laden en la perpetración de los ataques a esas misiones diplomáticas y que también ha participado en los preparativos de otros ataques contra intereses de EE UU, Gran Bretaña y Francia en Kenia.
EE UU ya ha utilizado en otras ocasiones barcos de la Armada para mantener retenidos a sospechosos de terrorismo antes de trasladarlos a EE UU para hacer frente a los cargos criminales contra ellos. En 2011, Ahmed Abdulkadir Wasarme, miembro de Al Shabab, fue capturado por las fuerzas especiales de EE UU en el golfo de Adén e interrogado durante más de dos meses sin la presencia de un abogado. Finalmente, tras ser informado de sus derechos y haber renunciado a ellos, Wasarme fue transportado a Nueva York para ser juzgado. El presidente del comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes, Howard McKeon, ha reconocido que el testimonio de Al Libi "es de sumo valor para los servicios de Inteligencia" y se ha mostrado partidario de "explotar todo lo que sabe", antes de procesarlo formalmente por otros cargos.
Aunque no está claro el grado de implicación de Al Libi en Al Qaeda en estos últimos 15 años, altos funcionarios de la Administración han asegurado, según recogen varios medios de comunicación estadounidenses, que estaba involucrado en futuros ataques contra objetivos de EE UU en la región. Tras residir varios años en Pakistán, Al Libi se trasladó a Libia poco antes de la caída del Gobierno de Muhamar el Gadafi. El detenido ha copado la lista de los terroristas más buscados del FBI por su conexión con los atentados de las Embajadas en el 98 y se había ofrecido una recompensa de cinco millones de dólares por su captura.
Cambio de política antiterrorista
El objetivo de la operación antiterrorista abortada en Somalia era Abdulkadir Mohamed Abdulkadir, según ha informado la agencia Associated Press, que cita a funcionarios de la Administración. Abdulkadir, conocido por Ikrima, es un keniano de origen somalí y miembro de la milicia Al Shabab. Aunque su nombre no es especialmente conocido y apenas hay información sobre él, es lo suficientemente importante como para que EE UU decidiera enviar para su captura al mismo equipo de Navy SEAL que asesino a Bin Laden en mayo de 2011. “Cuando llevamos a acabo una operación sobre el terreno es solo en casos de un objetivo importante”, declaró a la cadena ABC un miembro del Pentágono implicado en el operativo.
A Ikrima se lo relaciona, como a Al Libi, con los atentados de las Embajadas de Kenia y Tanzania pero, al parecer, no ha estado involucradoen la matanza del centro comercial Westgate de Nairobi, en la que fallecieron más de 70 personas. Abdulkadir estaría cumpliendo una función relevante en el reclutamiento y entrenamiento de kenianos para Al Shabab, de acuerdo con funcionarios del Gobierno de Nairobi, y estaría implicado en varios atentados frustrados en Kenia entre 2011 y 2013, autorizados por los líderes de Al Qaeda en Pakistán.
El equipo del Navy SEAL se vio involucrado en un intercambio de disparos con militantes de Al Shabab y, aunque se barajó la posibilidad de acabar con Abdulkadir mediante un ataque aéreo, los responsables de la misión en tierra optaron por abortarla para evitar bajas civiles y, de acuerdo con las fuentes citadas por AP, "porque EE UU no confiaba en capturarlo con vida o en matarlo". La Administración ha reconocido este fin de semana que el objetivo del operativo era detener a Abdulkadir con vida.
Estas dos operaciones, cuya simultaneidad es casual, según la Administración, fueron aprobadas en los últimos quince días por el presidente Obama en medio de crecientes críticas sobre la estrategia antiterrorista en el exterior, que prioriza las detenciones de sospechosos sobre el terreno sobre los ataques con aviones no tripulados.
En los últimos meses, EE UU ha tratado de equilibrar esta balanza, potenciando actuaciones conjuntas entre comandos de las fuerzas especiales estadounidenses y las de los Gobiernos locales, tal y como el propio Obama subrayó ante Naciones Unidas. “El presidente ha dejado claro que nuestra prioridad es capturar a los terroristas siempre y cuando sea posible, y eso es lo que hemos hecho en esta ocasión, para poder sonsacarles la mayor cantidad de información posible y poder llevarlos ante la justicia”, ha declarado este fin de semana la portavoz del consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Caitlin Hayden.
Fuente: El País, España.
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